Se van los alumnos, acaban su periodo en el instituto y, al principio, nos cuesta acostumbrarnos a la idea de que ya no estarán más en nuestras aulas. Hemos pasado tantas horas juntos..., pero tienen que seguir su camino; para eso los hemos estado formando. También ellos nos han enseñado mucho, su forma de ver la vida y de pensar; permanentemente nos han puesto al día de cómo sienten, viven, disfrutan o sufren. Estar con ellos es irnos licenciando poco a poco en psicología. De nosotros, los profesores, les ha llegado la Ciencia, el Arte, las palabras...; pero ellos también nos han hecho un poquito más ricos en imaginación, creatividad, fantasía, frescura...
Pero puede ser que estos alumnos que ahora se van, vuelvan un día para compartir con nosotros una pasión, un sueño que se ha hecho realidad.
El pasado viernes, entraba por la puerta de nuestro Centro un alumno de hace algunos años, más de diez, con un libro bajo el brazo. Es obra suya, él es su autor. En Almodóvar, un pueblo donde el toro es el centro de sus fiestas más conocidas y disfrutadas, tenía que nacer un crítico taurino. Ese es Roberto García-Miguillán, nuestro alumno de hace años.